“yo quiero
algo”: la estructura esencia de la libertad.
La estructura esencial de la
libertad puede resumirse en la expresión: “yo quiero algo”. La libertad consta,
pues, de elección y de autodeterminación y, al ser este último el aspecto más
esencial, comenzaremos nuestro análisis por él.
a)
La libertad
como dependencia de si: autodeterminación.
a.1) Condiciones de la autodeterminación.
- Autoposesión: significa que la persona es dueña de si misma, independiente y autónoma, y no esta radicalmente a disposición de otro, sino de si misma. La autoposesión da lugar al autodominio-entendido no en sentido psicológico sino estructural- y ambos, de manera conjunta.
- Intimidad: yo soy mío, y por serlo y para poder serlo tengo un espacio propio en el que vivo y habito, y en el que decido de mi desino. Yepes nos dice acerca de la intimidad: “un espacio intimo que nadie puede poseer si uno no quiere, y en el cual yo estoy, de algún modo, a disposión de mi mismo. Soy independiente, autónomo, puedo entrar dentro de mí, y ahí nadie puede apresarme, ni quitarme la libertad. Se trata de un espacio interior inviolable, que puede definirse entonces como un poseerse en el origen, ser dueño de uno mismo, y, en consecuencia, de las propias manifestaciones y acciones”.
-
La tortura:
consiste precisamente en el intento de violar esa intimidad, de romper ese
autodominio y esa autoposeción para someter l hombre a otra voluntad, la del
torturador.
a.2) Características de la autodeterminación.
Una de las
principales consecuencia de la libertad como autodeterminación es que impide
entenderla voluntad meramente como una facultad. Una facultad es una
determinada capacidad de acción y la voluntad lo es.
La persona es libre porque depende de sí misma y depende de si misma
porque se autoposee. Curiosamente, el aspecto autorrefencial de la libertad,
que es el principal, ha sido, sin embargo, el más descuidado. En la literatura
a veces también ha seguido la misma tendencia, pero no siempre. El señor de los
anillos, es un maravilloso canto a la libertad; también a la libertad
autorrefencial. Una última cuestión que indica es que la capacidad de autodeterminación
humana es limitada. El hombre puede rehacer completamente a su voluntad porque
la naturaleza humana no es modificable: no puedo volar, no puedo vivir doscientos
años, no puedo dejar de ser hombre. En definitiva, mi libertad es autodeterminación
posibilitada por mi estructura personal (corpórea, psíquica y espiritual) y, al
mismo tiempo, limitada por ella.
b)
La libertad
como independencia de los objetos: elección.
b.1) el dinamismo voluntario-electivo.
La autodeterminación de puede definir como la dimensión
vertical de la libertad; la dimensión electiva de la libertad, aunque es
inseparable de la autodeterminación, tiene una estructura prácticamente opuesta.
La libertad de la autodeterminación consistía en la dependencia de sí; la
libertad de la elección, por el contrario, consiste en la independencia del
objeto. Por contraposición, la efectiva elección de un objeto pone de relieve
otra característica de la libertad: su procedencia causal del yo. El reverso de
la causalidad es la responsabilidad.
b.2) el problema del determinismo.
El determinismo, en concreto, consiste en postular una
primacía del objeto sobre el hombre. Existen diversos tipos de determinismo según
se considere una u otra causa como determinante de la voluntad: las condiciones
sociales, l base genética, la psicología, los impulsos del placer, etc.
c)
La libertad
como dependencia de si a través de los objetos: decisión.
Por último, debemos considerar como se dan de manera simultánea,
imprescindible y unitaria la autodeterminación y la elección en el momento
clave de la libertad al que denominaremos decisión.
El proceso es el siguiente. Cuando yo decido realizar
una determinada acción:
1)
Elijo una opción
posible entre muchas otras (elección, dimensión intencional);
2)
Al elegir,
dispongo de mi mismo en relación a esa opción concreta y me autodetermino en
una dirección determinada.
d)
Sobre el
objeto de la voluntad: las nociones de bien y valor.
Vamos hacer una breve mención a las dos
manifestaciones bajo las que puede presentar el objeto de la voluntad: el bien
y el valor. Aristóteles afirma: “bien es lo que todos apetecen”. Tenemos los
siguientes puntos:
1)
Los valores
son bienes específicos que tienen una relación directa con la vida de las
personas: la familia, la educación, la
seguridad, el amor, la belleza, la ecología, etc.
2)
Están asumidos
por la persona que considera que le benefician y constituyen algo valioso para
su existencia.
3)
Implican a
la afectividad; se sienten como propios y su pérdida o consecuencia afecta al
universo vital del sujeto.
4)
Son criterios
de acción. Nos movemos y esforzamos para conseguir los valores que consideramos
relevantes en nuestra vida.
5)
Varían de
persona a persona. No todos tenemos los mismos gustos ni deseamos las mismas
cosas ni tenemos la misma cultura.
Bien y valor, por tanto, son
dos nociones que ese complementan ya que ponen de relieve aspectos diversos de
los motivos que impulsan al hombre en su búsqueda de la felicidad.
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