3. Como es el cuerpo humano
a)- Cuerpo humano y cuerpo animal
Un primero modo de profundizar en la comprensión del cuerpo humano es
establecer una comparación entre el cuerpo de los hombre y de los animales
resulta muy iluminadora.
La diferencias entre el cuerpo del hombre y del animal no se limitan
solamente a este aspecto, sino que se manifiestan en la misma estructura
corporal. Aunque compartimos con los animales aspectos biológicos relevantes,
las estructuras somáticas son muy diferentes.
Probablemente, la principal característica que diferencia el cuerpo
humano del cuerpo animal es la no especialización. Cada uno de estos animales
superan completamente al hombre en alguna actividad específica. El hombre sin
embargo, gracias a su falta de especificidad, tiene una flexibilidad que,
puesta al servicio de la inteligencia y la libertad, y mediatamente el uso de
los instrumentos adecuados le permite realizar mejor que los animales las mismas tareas: nadar, desplazarse velozmente,
alcanzar elementos elevados, sumergirse hasta profundidades insospechadas o
incluso volar eso se puede decir que la no especialización del cuerpo humano es
en cierto sentido como la libertad corporal o la base corporal de la libertad.
b)-La actividad corporal y su relación con el yo
Otro aspecto importante del cuerpo humano es su actividad. El cuerpo
no es algo inerte ni meramente exterior, es una realidad viva, con una cierta
autonomía y leyes propias. El estudio detallado del funcionamiento del cuerpo
corresponde, de todos modos, a la medicina y a otras ciencias.
Existen diversos niveles de actividad biológica y corporal en los que
el yo, a través de su voluntad, influye de manera distinta:
- En algunos niveles, esa intervención es mínima: (algunos tipos de
reflejos, circulación de la sangre, digestión, procesos hormonales, reacciones
instintivas ante estímulos, etc.). En estos casos, el cuerpo, bajo el control
del sistema nervioso autónomo, responde a los estímulos de manera independiente
de la voluntad.
- En otros niveles intermedios,
la relación cuerpo-mente es mayor. Hay procesos semicontrolados por la persona
como la respiración y hay otros que dependen totalmente del sujeto como la
actividad motórica, la parte externa de la alimentación, etc.
También es importante recalcar que nunca se dan procesos ni meramente
corporales ni meramente espirituales. Ambos se necesitan mutuamente y se
influyen de modos muy diversos.
La relación entre cuerpo y yo, por otro lado, no se limita a una mera
necesidad recíproca; es algo misterioso y profundo que nace de las múltiples y
escondidas relaciones que existen entre la subjetividad humana y los diversos
niveles de la corporalidad.
c) La dimensión antropológica del cuerpo
Por último vamos a considerar
lo que hemos denominado dimensión antropológica del cuerpo y que podemos
definir como la relación que establecemos con nuestro cuerpo y con el de los
demás. Es un aspecto esencial de la vida que tiene multitud de facetas.
Apuntaremos ahora algunas de las más importantes.
El rostro: En los rostros de los demás descubrimos su intimidad, su
actitud ante nosotros, su estado de ánimo. Es “el centro de organización de
toda la corporeidad” afirma Marías, como el resumen de la persona. La cara es
el espejo del alma, dice con razón el refrán, y también se suele afirmar que, a
partir de cierta edad, el hombre es responsable de su rostro porque allí queda
fijada su crispación o su alegría, su actitud desenfadada o tensa, el cansancio
de la vida, la desesperación o la esperanza. Por eso en el rostro, y,
especialmente en los ojos, encontramos a la persona. De ahí la trascendencia de
las
miradas. Miradas agresivas o miradas de odio, de fascinación o sorpresa, de
recelo o indiferencia.
La belleza (del hombre y de la mujer): Es otra de las dimensiones
esenciales del cuerpo. Fascinante y arrebatadora, ha inspirado a los artistas
de todos los tiempos y puede marcar la vida de las personas e incluso influir
en el destino de la historia.
Una persona hermosa siempre crea un espacio especial a su alrededor:
atrae, levanta pasiones, admiración, enciende sentimientos encontrados. Tiene
el mundo a favor pero también puede ser convertida en un mero objeto de
admiración o deseo y sucumbir al peso de su belleza. Y lo contrario sucede con
la fealdad, especialmente en el caso de las mujeres.
El vestido: Es otro fenómeno específicamente humano en este caso relacionado
con el cuerpo. Nos vestimos para protegernos del medio ambiente pero también
por otros motivos: para ocultar nuestra intimidad corporal porque no queremos
que nuestro cuerpo, y especialmente los órganos sexuales, estén visualmente
disponibles para cualquiera: es la realidad del pudor que se ha vivido en todas
las culturas. Y nos vestimos también para mostrar nuestra manera de ser, para
adornarnos y realzar determinados aspectos de nuestro cuerpo, para seducir o
para llamar la atención.
Cada parte del cuerpo tiene, además, un significado propio.
1) El cuerpo del hombre y de la mujer son distintos de manera
profunda, no solo superficial. Nos diferenciamos no solo en el tamaño, la
fuerza o los órganos sexuales, sino en la estructura ósea, la actividad
hormonal, las características del pelo, la capacidad de coordinación motórica o
la acciones corporales la belleza, la sexualidad, la capacidad física, el
sentido de determinadas gestos o acciones no tienen el mismo valor ni
significan lo mismo en un hombre o una mujer.
2) Pero aún hay más. No solo el cuerpo y determinadas acciones y
dimensiones corporales difieren en el caso del hombre y de la mujer, sino que
la relación global con su cuerpo es distinta. La del hombre es más
instrumental: emplea el cuerpo para hacer cosas, desea que funcione bien, que
esté a punto, que no falle, pero no está muy
La mujer, sin embargo, se identifica más con su cuerpo. Hay una base
física ligada a la sexualidad que lo impone de manera ineluctable. La
menstruación, con su correspondiente actividad hormonal y las consecuencias que
desata, afecta y altera el cuerpo de la mujer cada mes; y el embarazo la
modifica corporalmente de una manera esencial tanto externa como internamente.
Pero no se trata solo de una cuestión hormonal, sino antropológica: la mujer,
por decirlo de algún modo, es más su cuerpo y por eso dedica tanta atención y
cuidado a todas y cada una de sus partes ya que es dedicación a ella misma,
algo que, si lo realizara el hombre, se entendería como pérdida de tiempo o
afectación. Y quizá, y para concluir, el ejemplo más ilustrativo de todos sea
la importancia relativa de la belleza en el hombre y en la mujer. En ambos es
importante, pero en el caso de la mujer resulta más decisiva y relevante tanto
para su autoestima personal como para sus posibilidades de relación social.
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